La Adaptación al Jardín de
Infantes
El jardín abre al bebé las puertas
de un nuevo mundo, ya que supone la sociabilidad y el contacto con otros
ajenos a la propia familia. Aquí, algunas pautas para que la transición sea
armoniosa.
Despertarse más temprano, partir
de casa todas las mañanas o las tardes y dejar de ser el “rey de la casa”
para entrar en permanente contacto con otros chicos son sólo algunos de los
desafíos que enfrenta el bebé cuando comienza a asistir a un jardín de
infantes. Los padres, por su parte, no sólo deben adaptarse a esta nueva
situación, sino que sienten la enorme responsabilidad de tener que elegir
cuál es el mejor lugar para reemplazar por unas horas su hogar.
De acuerdo con UNICEF: “El
jardín cumple una función muy importante en el desarrollo del niño, ya que
completa la acción educadora de la familia. En el jardín, los chicos aprenden
a compartir con otros, a conocer sus posibilidades y limitaciones, enriquecen
su lenguaje, incorporan hábitos, etc. Y todo eso es sumamente beneficioso
para su vida y su futuro desempeño en la escuela”.
La Famosa Adaptación
El comenzar el jardín supone la
adaptación del niño a este nuevo ambiente. Para la adaptación no existe
una receta mágica, ni un manual de instrucciones que podamos aplicar.
Teniendo en cuenta que cada niño es diferente y que son sus
papás quienes lo conocen mejor, la adaptación no será un hecho que se dé
de un día para el otro, sino un proceso gradual y progresivo, a veces con
altibajos y que, además, puede durar semanas. Es una situación activa llena
de emociones, miedos, ansiedad, dudas y deseos que se dan simultáneamente.
Para el chico supone un mundo lleno de incertidumbres. Por un lado está el
deseo de rodearse y conocer compañeritos y, por el otro, el temor a separarse
de mamá, papá, una abuela o alguna persona de su confianza.
La Lic. María Elena
Manso, psicopedagoga clínica, afirma: “El inicio del jardín siempre supone el
primer contacto de socialización, el momento en que por lo general el niño
sale por primera vez del núcleo familiar. Allí empezarán las pautas y las
normas. Un niño a los 20 meses es totalmente egocéntrico (no por egoísta sino
porque necesariamente se encuentra centrado en sus propias necesidades
desde el punto de vista psicológico) y la situación del jardín lo obliga a
aprender a compartir. A esta edad, los chicos quieren todo para ellos, lo que
a veces puede dificultar la convivencia armoniosa con otros. Y no es raro que
se generen peleas y llantos en el grupo”.
Pero no todos los niños se adaptan
de igual manera y al mismo tiempo. “Si hablamos de un niño de 20 meses, la adaptación
no será de menos de dos o tres semanas hasta que se habitúe al ritmo. El que
va a dar la pauta es el mismo chico, por lo que, como padres, debemos estar
muy atentos a las señales que nos manda. Si se angustia, llora más de lo
común, se enferma o da trabajo para comer es señal de que el chico no está
bien y puede generarse un efecto no deseado, que es el de la
sobreadaptación”, explica la psicopedagoga y agrega: “Esto significa que el
chico se termina adaptando por fuerza pero sin disfrutar de la nueva
actividad. Por eso hay que ser extremadamente cuidadosos porque la primera
adaptación al jardín supone la matriz de la relación futura del niño con el
aprendizaje”, concluye. En estos casos, lo que se aconseja es que el período
de adaptación se prolongue hasta que se lo vea bien. Naturalmente sin
experiencia previa es muy difícil para una madre saber si su hijo se está
adaptando bien al jardín, por eso es tan importante confiar en la experiencia
de la maestra y de la institución elegida.
Manuela y Agustín son papás de
María, de dos años, que empezó el jardín hace sólo unos meses: “María es
súper sociable, pero le costó adaptarse al hecho de tener que compartir
permanentemente con otros. Al no tener hermanitos, me parece que no estaba
obligada a hacerse un lugar –afirma Agustín- Al principio hacía unos
berrinches terribles, pero ahora está muy contenta de ir al jardín todos los
días, parece que lo disfruta y se hizo varios amiguitos”, cuenta orgulloso.
Algunas pautas para tener en
cuenta para favorecer la adaptación los primeros días:
- Lo primero que hay que
hacer es acompañarlo a recorrer el ambiente físico del jardín para que no le
resulte extraño cuando se quede solo. El baño, el bebedero, la salita.
- También es importante que
conozca con tiempo a la maestra para que se familiarice con ella.
- Si el chico se separa de
sus padres por primera vez, durante un tiempo necesitará que se lo
tranquilice más que a un niño mayor o más experimentado.
- Se lo deberá preparar para
“el gran día” y hablar de la experiencia del jardín como muy positiva.
- Durante los primeros días
sería conveniente que papá o mamá se queden en la sala o fuera de ella pero a
la vista del chico, para que el bebé se adapte al juego. Esta graduación
(tiempo dentro de la sala, tiempo fuera) la supervisa y dirige cada maestra
en función de su experiencia, de las directivas de la institución en la
que trabaja y en función del proceso de todo el grupo de niños que tiene
a su cargo.
- Conviene reforzar al
niño que se lo volverá a buscar sin falta.
- A la hora de la adaptación,
también puede ser útil que se le permita asistir al jardín con algún juguete
o su mantita preferida, como forma de llevar al ambiente nuevo un elemento
conocido. Esto debe ser consultado con las maestras, porque muchas no favorecen
esta práctica ya que puede incitar a las peleas por juguetes entre los niños.
Un dato importante: Una vez
concluida la fase de adaptación, las despedidas de los padres cuando dejan a
su hijo en la sala deben ser firmes, alegres y breves. Hay que evitar algo
que Ana, maestra jardinera, marca como un error por parte de los padres y que
confunde a los chicos: “Son muchos los padres que hacen sus despedidas
demasiado largas. Vacilan, vuelven para otro beso más. El niño dice: `Eh,
tampoco mamá quiere dejarme aquí´. Los papás deben demostrar una confianza
que indique: `Te estoy dejando en un buen lugar´”.
Conviene tener presente que cuando
llega la etapa del jardín no es sólo el chico el que deberá afrontar el
cambio. Para los papás también supone un cambio y una adaptación. Si la hacen
juntos, dialogando en familia y hablando de las sensaciones que esto les
genera, el margen para la angustia será mucho menor y las posibilidades de
éxito se incrementarán notablemente.
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martes, 6 de agosto de 2013
La adaptación al Jardín de Infantes
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